Cuando hablamos de joyería fina, uno de los metales más populares y deseados es el oro blanco. A menudo confundido con un metal precioso por sí mismo, el oro blanco es, en realidad, una aleación cuidadosamente formulada para ofrecer una estética luminosa y una resistencia ideal para piezas de alta gama. Esta entrada te ayudará a entender en profundidad qué es exactamente el oro blanco, cómo se compone, y por qué es tan valorado en la joyería contemporánea.
¿Qué es el oro blanco?
El oro blanco es una aleación metálica que no se encuentra en la naturaleza en estado puro. En su esencia, se trata de oro amarillo combinado con metales blancos, como el paladio o la plata, con el fin de modificar su color, propiedades físicas y comportamiento frente al desgaste. Este tipo de oro se utiliza ampliamente en joyería, especialmente para alianzas, anillos de compromiso, pendientes y colgantes, debido a su apariencia sofisticada y su gran durabilidad.
Oro blanco composición: los elementos clave
1. Oro amarillo como base principal
El punto de partida del oro blanco es el oro amarillo, que aporta el contenido metálico noble y valioso de la aleación. Dependiendo de la pureza deseada, se utilizan distintos porcentajes de oro:
Oro blanco de 18 quilates: 75% de oro puro.
Oro blanco de 14 quilates: 58.3% de oro puro.
El resto de la composición se completa con otros metales blancos que modifican el color y la resistencia del material.
2. Metales blancos añadidos
Paladio: Se ha convertido en el metal blanco preferido en la actualidad debido a su color natural blanco-grisáceo, su resistencia a la oxidación y su carácter hipoalergénico. Aunque más costoso, aporta mayor calidad a la aleación.
Níquel: Fue el metal tradicionalmente más utilizado para producir oro blanco debido a su dureza y bajo coste. Sin embargo, ya no se una debido a su potencial alérgico, ya que puede causar reacciones cutáneas en personas sensibles.
Plata: Aunque menos habitual como único componente blanqueador, la plata se utiliza como parte del conjunto de metales complementarios por su capacidad para aclarar el tono del oro.
El recubrimiento de rodio: el toque final
Una vez realizada la aleación de oro blanco, la mayoría de las piezas de joyería reciben un recubrimiento de rodio, un metal del grupo del platino que se aplica mediante galvanoplastia. Este baño es fundamental para conferirle al oro blanco su reconocible aspecto blanco brillante y aumentar su resistencia superficial.
Funciones del rodio:
Mejorar el color: El tono blanco plateado que asociamos con el oro blanco se debe, en gran parte, a esta capa.
Aumentar el brillo: El rodio tiene un acabado altamente reflectante, lo que proporciona un aspecto muy lustroso.
Proteger la superficie: Al ser un metal duro, el rodio actúa como barrera frente a rayones, oxidación y pérdida de color.
Es importante tener en cuenta que este recubrimiento no es permanente. Con el tiempo, especialmente en joyas de uso frecuente como anillos, puede desgastarse, exponiendo la aleación subyacente. Por ello, es recomendable realizar un nuevo baño de rodio cada ciertos años para mantener el brillo original de la pieza.
Variabilidad en la composición
No todas las joyas de oro blanco tienen exactamente la misma mezcla de metales. La composición puede variar según el fabricante y el tipo de joya. Por ejemplo, algunas marcas de alta joyería eliminan por completo el níquel para asegurar una experiencia hipoalergénica, mientras que otras pueden ajustar la proporción de paladio o plata en función del color y dureza deseados.
Esta variabilidad hace que el oro blanco pueda presentar sutiles diferencias de tono entre piezas de distintas procedencias. Algunas serán más grises, otras más blancas, y otras con un leve matiz cálido, dependiendo de la proporción exacta de cada metal.
Ventajas del oro blanco
Elegancia moderna: Su tono neutro y luminoso lo hace ideal para diseños contemporáneos y minimalistas.
Complemento perfecto para diamantes: A diferencia del oro amarillo, el oro blanco resalta el brillo de las piedras preciosas blancas sin modificar su color percibido.
Versatilidad de uso: Combina perfectamente con cualquier tono de piel y con otras joyas, ya sean de oro, platino o acero.
Consideraciones al adquirir oro blanco
A pesar de sus múltiples virtudes, el oro blanco requiere ciertos cuidados:
Revisión periódica del rodio: En piezas como anillos o pulseras, donde el desgaste es mayor, puede ser necesario re-aplicar el baño de rodio cada 1 a 2 años.
Evitar productos abrasivos: Al limpiar joyas de oro blanco, es preferible usar paños suaves y soluciones específicas para metales preciosos.